Miercoles 14 Julio. Chiang Mai a la frontera con Lao.

Ultimo día en Chiang Mai, hacemos el check out, antes de devolvernos los 300 bats como fianza de las llaves confirman que hemos dejado la habitación bien. Nunca nos había pasado. El siguiente paso es comprar una malla para los mosquitos, nos toca ir hasta el mercado donde los autoctonos compran las cosas, nada de regatear, aqui los precios ya son bajos. Por una camiseta te piden 70 bats, que es lo mismo que yo le puse en la calculadora a la del mercado de noche que es para turistas, y me tiro la calculadora como si fuera un precio ridiculo. Este es el mercado que merece la pena, hay de todo y compran los propios tailandeses, es el Big Market.
Compramos la malla de matrimonio, y la mejor que era de algodón por 6 euros, en España vale 40. Y con ella en la mochila a punto de explotar cogimos un bus hasta Chiang Khong, frontera con Laos. Aqui la temperatura es mejor, mas fresquito. Después de 7 horas de viaje, con una parte de viaje con miles de curvas, nos creemos que somos los mas fuertes y nos atrevemos con una habitacion con ventilador, el aire acondicionado es para las nenas. Bueno, pues fue el comienzo de una noche muy muy larga. No podíamos abrir la ventana porque aunque tenia mosquitera había un espacio entre ésta y la ventana de cristal corrida, y para un mosquito avispado igual le era facil colarse. El ventilador no paraba de dar vueltas, los 3 segundos que nos tocaba estabamos bien, pero el resto del tiempo hasta que volvia era inaguantable. Pedi un ventilador portatil, lo puse en la mesa para que nos diera en la cabeza, pero entonces era dormir con un motor de un avion en la oreja. Imposible, y encima teniamos la maya puesta que cada vez que el ventilador de arriba nos enfocaba la maya nos tocaba los pies, y puestos a que no nos picaran los mosquitos ni en la punta del dedo gordo del pie, pues no nos valia. Tras perder 2 kilos de liquidos, decidimos cambiar de habitación, mis arduas negociaciones para rebajar esta habitacíon 1 euro, iban a irse por la borda, pero en este negocio del regateo a veces se gana y otras como esta se pierde.
Bajamos a buscar a la señora para el cambio, y solo habia 2 asiaticos con una botella de Jack Daniels en la mesa, y platos de comida, era la 1:30am. No entendian ingles, pero nos intentaron ayudar a su manera, entraron en la habitacion, abrieron la mosquitera para que entrara mas aire, dieron la luces, etc. Cuando ya teniamos montada la sexta convención internacional del mosquito en nuestra habitación, decidimos que igual el alcohol no les había sentado tan bien como pensabamos. Decidimos ser mas chulos que un ocho y aguantar como pudieramos el calor. En esto llego la dueña y pudimos hablar, nos cambiaron y fuimos felices con nuestro chorraco de aire frio, viva el aire acondicionado¡¡¡.

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